lunes, 29 de agosto de 2011

Helado de chocolate "fondant" o chocolate negro

El chocolate "fondant", también conocido como chocolate negro o chocolate amargo, es el chocolate más puro que existe, pudiendo variar también la cantidad de cacao puro que lleva cada marca. A mí la verdad que me va más el chocolate con leche, pero tampoco es que sea chocoadicta, por eso esto del helado de chocolate nunca me ha llamado la atención. Sin embargo, sí que me llamó la atención en una heladería de la playa este helado en concreto, con un color marrón tan oscuro, y bueno, aunque no me veréis comer ni un cuadradito de una tableta de chocolate negro, el helado lo probé y decidí que no estaría mal experimentar y prepararlo en casa.
En teoría el chocolate negro no lleva nada de leche, pero esto a la hora de preparar un helado es casi imposible, ya que o bien nata, o leche aunque sea evaporada tiene que llevar.

Ingredientes:
240 gr de chocolate negro (64% de cacao)
75 cl de leche entera
30 gr de leche en polvo
80 gr de azúcar

Poner la leche y la leche en polvo a hervir. Mientras tanto, picar el chocolate y añadir cuando la leche hierva. Mezclar bien y llevar a ebullición de nuevo. Dejar cociendo durante 1 minuto. Sacar la crema y ponerla a enfriar en un bol sobre un plato con cubitos de hielo. Cuando se haya refrigerado, poner en la heladera.

jueves, 11 de agosto de 2011

La olla exprés, olla rápida, olla superrápida

Hace algún tiempo compré en el Kruidvat la olla Magefesa de toda la vida, al módico precio de 30 euros... de aquellas no entendía yo la diferencia entre ollas, y me pareció profundamente sospechoso que las únicas ollas rápidas que se vendían en Holanda fuesen tan caras (la más barata unos 80 euros) y aquella tan barata y además una marca "conocida".
Pues bien, al poco tiempo comencé a comprender por qué. El vapor, nunca salió bien por el agujero del botón del vapor. Es decir tan pronto salía un chorro que te teletransportaba a los baños turcos del Vitalizee de Scheveningen, como no salía nada de nada durante un buen rato. Al poco tiempo, la goma empezó como a pudrirse. Y el novamás, se le cayó el tornillo que sujetaba por dentro el muelle del "testigo" (a.k.a. "el pitorro") y no pude encontrar otro igual, ya que aquí hablar de la Magefesa es como hablarle a un español del aparato para hacer poffertjes.
Total, que nucho después de este primer escarceo con el mundo de las ollas rápidas, hice una investigación de mercado sobre qué me podía venir a mí bien para reducir en la medida de lo posible el ajetreo diario de la splitsuur de la preparación de la comida-merienda-cena (o lo que sea que se hace en este país a las 7 de la tarde).
Están los robots de cocina tipo la Thermomix. Que cuesta, por cierto, la friolera de 1000 euros según creo. Pero eso sí, es la leche, te hace masas para tartas, empanadas, bechamel, rellenos... Aunque no, no me conviene, las tartas se me pegan a la tripa y a las caderas, y las empanadas y masas para panes nunca las hago en horas punta, sino en momentos en que quien hace un cesto hace un ciento. Yo necesito algo que me venga bien para hacer los arroces, las verduritas al vapor... y claro, no voy a pagar 1000 euros para un aparato que me cueza el brocoli.
Sigamos investigando... luego están las ollas programables estas, que son eléctricas, que a las 7 de la mañana antes de irte a trabajar a la oficina lo dejas todo metido, lo programas para la hora en que vuelvas a casa y ya tienes la comida hecha. Sí, sí pero vamos a ver, yo a las 7 AM estoy quitándome las telarañas de los ojos... no veo cómo iba a poder a ponerme a cortar verduras, pelar patatas, remojar arvejas... podría hacerlo antes de la hora de comer, eso sí, porque es que tampoco llego de la oficina justo para sentarme a la mesa... ah pero espera un momento, si es que ¡¡yo no trabajo en ninguna oficina!! SIGUIENTE
Pues parece que sólo nos queda la olla rápida, que hoy en día además ya se ha inventado la superrápida. A mí esta me vendría bien porque yo sí tengo tiempo antes de las 7 PM, hora sagrada de la comida en Nederland, lo que necesito es que en vez de echarme 30 min mirando fijamente cómo hierve el agua, lo meta en la olla durante 10 y me olvide hasta que haya que sacar el menú.
Pero claro, volvemos a lo mismo de hace años... cómo me voy a comprar una olla que cuesta 180 euros en el Bijenkorf, por muy express y superrápida que sea. Y la Magefesa, no way, hace ya tiempo que la tiré sin tornillo y con la goma picada.
En estas estábamos cuando me fui a España y me dijo mi vetusta madre... anda Loes, vete al Corte Inglés y cómprate una olla normal y corriente de 50 euros, y déjate de pamplinas.
Así que así lo hice, me fui al Corte Inglés y descubrí por qué la olla que venden en Holanda es tan carisísima: es que es la perfecta olla alemana, la WMF Perfect, que en España resulta que también es tan supercara. La siguiente en el rango y última donde elegir en Holanda es la BK, una marca que debe de ser holandesa porque en España no la he visto, y esa anda por los 85 euros más o menos. Pero luego descubrí la Fagor, la San Ignacio y claro, la Magefesa de toda la vida, que en Holanda no las hay (excepto la partida de contrabando aquella del Kruidvat, pero luego no las volví a ver nunca más). Sí que se comercializan en Holanda productos de la marca Fagor, pero ollas rápidas en concreto no. No hay más que mirar las versiones española y holandesa de la casa Fagor.
Porque sí, esa es mi olla, la Fagor RapidXpress. Me costó 55 euros en el Hipercor, pero en la caja viene la olla pelada y el manual de instrucciones. La cesta de las verduras hay que comprarla aparte (ni se os ocurra comprarla de la marca Fagor, que cuesta 17 euros... míralos qué listos... en el IKEA tienen una que le vale a la Rapid y cuesta sólo 6)
Total que con mi kit express me volví a Holanda y ahora estoy experimentando... he de decir que todavía no le he cogido el punto (bueno sólo la he puesto 3 veces de momento). Debe de ser que de tan rápida que es, se pasa, porque me queda todo hecho fosfatina. Lo único qu eme ha salido bien ha sido la crema de puerros, que no me ha quedado ni un fleco de los que no le gustan a Alex. En fin, seguiremos al pie del cañón.

martes, 9 de agosto de 2011

Helado de caramelo a la mantequilla salada (glace caramel au beurre salé)

Esta es una receta de helado típica de Francia y aunque se puede encontrar en todo el país, la mantequilla salada y productos preparados con este ingrediente son originarios de Bretaña (Bretagne). En las heladerías se puede encontrar helado de caramelo normal y luego este helado de caramelo "a la mantequilla salada", que tiene un sabor un poco diferente. Aunque por su nombre pueda parecer que es un helado "salado", no es así, al contrario, es muy dulcecito, a mí el sabor me recuerda un poco a los caramelos "toffee", bueno yo creo que si tuviera que ponerle nombre a este helado le llamaría "helado de Werthers originals". La mantequilla en teoría puede ser sin sal (que no sabe a nada), semi-salada (que es la que tomamos normalmente) y salada, que es la que se usa en esta receta. Y precisamente es la mantequilla la que le da el toque especial a este helado, ya que a lo que sabe que no sabe el de caramelo normal es a mantequilla. De hecho a Alex, que le encantan el helado de caramelo y el caramelo en todas sus variantes, este a la mantequilla salada, no le llama demasiado la atención. A mí sin embargo me encanta, y no sólo el helado, sino "rebañar" la olla y el molde con la mezcla de natilla de caramelo al sacarla para echarla en la heladera.

Ingredientes
1. para el caramelo:
150 gr de azúcar impalpable
50 gr de mantequilla salada
5 cl de crema fresca líquida

2. Para las natillas:
15 cl de crema fresca líquida
3 yemas de huevo
70 gr de azúcar impalpable

Preparación del caramelo: poner el azúar en 1 cazo y fundirlo a fuego lento hasta que se convierta en un caramelo de color ámbar. Añadir la mantequilla en trozos y fundir suavemente. Incorporar los 5 cl de crema líquida y mezclar bien.
Sacar del cazo y reservar.

Preparación de las natillas: Poner a ebullición el resto de la crema líquida con la leche. Mientras tanto separa las yemas de las claras y batir con el azúcar hasta que esté todo bien mezclado. Apartar la leche hirviendo del fuego y mezclarla con el caramelo, removiendo para que se disuelva bien. Incorporar las yemas, mezclar bien y poner otra vez al fuego muy lento, removiendo con una cuchara de madera hasta que espese.

Dejar enfriar la mezcla, y cuando ya esté fría meter en la heladera o en el congelador.
















Tarta de la abuela

Pues esta es esa típica tarta que todo el mundo comió alguna vez en su cumpleaños cuando era un niño. Las posibilidades son prácticamente infintas, por eso encontrar la receta que mejor nos funcione no es tarea fácil.

A mí se me ocurrió hacerla hace 1 año y pico, en diciembre de 2009, para la fiesta de "Sinter Klaas" o San Nicolás, que se celebra en Holanda el día 5 de diciembre. Es como si fuesen los reyes, pero en lugar de 3 Reyes Magos sólo es uno y es un obispo. Sí, sí, es un obispo que va vestido con su mitra y su traje rojo. Parece ser que es San Nicolás de Bari, nacido en Turquía, pero por aquello de que si eres moreno, no pasas del metro y medio y hablas "raro" para un Holandés vienen a ser todos lo mismo, pues según su tradición San Nicolás (Sinter Klaas) es español, y de España viene en barco a mediados de noviembre para visitar a todos los niños y dejarles su regalo el día 5 de diciembre (su cumpleaños).

Total que después de este rollo, en diciembre de hace 2 años se me ocurrió la brillante idea de incluir esta tarta de capas de natillas y chocolate en el menú. Alex, que de aquellas tenía 3 años, quería ayudarme y me pareció fácil para él mojar las galletas en leche e ir montando las capas. No busqué ninguna receta en especial, ya que pensé "después de todo, sólo es ir poniendo capas de galletas, natillas y chocolate ¿no?". Así que hala, miré un par de comentarios por internet para inspirarme y allá que me lancé.

No utilicé molde. Craso error. Fui poniendo las capas en un plato cuadrado que tengo muy mono. Tampoco hice yo misma el flan, compré un tetra brik de litro de Campina "boerenvla", más craso error todavía. Y ya para rematarlo, el chocolate lo hice metiendo una tableta de chocolate a pelo en el microondas, y cuando se derritió, lo eché por encima.

Resultado: las galletas se movieron y fueron resbalando. Las cataratas de natilla se caían hacia adentro por entre los huecos de las galletas. El chocolate, en cuanto se enfrió, se volvió a quedar sólido como en pastilla. Y las galletas no estaban bien remojadas, así que la tarta parecía un mazacote. Pero eso sí, estaba monísima decorada, con sus lacasitos y sus "Kruidnootjes" (galletitas de San Nicolás). No sé si tendré fotos del bodrio, supongo que sí, por ahí andarán entre todo el batiburrillo que tengo metido en "imágenes".

Después de esta funesta experiencia, se me quitaron las ganas por una temporada de hacer experimentos de tarta de la abuela. Porque, después de todo, seguía insistiendo, no son más que galletas con natillas y chocolate. El año pasado, 2010, fui a España por el verano y no observé ninguna actividad extraordinaria en el mundo de las tartas de galleta, pero este verano 2011 cuando estuve en España parecía estar de moda. De hecho creo que en todos los sitios en que salimos a comer, me pedí esa de postre. La última fue en el País Vasco, a la vuelta, la última comida que hicimos en España antes de pasar la frontera. Así que este fue el sabor hispano que tenía en el paladar cuando atravesamos la frontera. Ay, que me pongo melancólica.

Cuando llegué a Holanda decidí ponerme manos a la obra e ir experimentando con todas las diferentes recetas que me encontraba por ahí. Esta vez sí que miré bien cómo la podía hacer, además de meterme de lleno en el método "ensayo error".

La tarta en el molde redondo me queda mal. He llegado a la conclusión de que es mucho más fácil con galletas cuadradas en lugar de "maría" y en un molde cuadrado. Pero para que quede bonita, tiene que ser un molde cuadrado desmontable.

Los ingredientes son un poco a "boleo":

1 paquete de galletas tipo "María" pero en versión cuadrada (en Holanda hay unas que son "galletas de té" o thee biscuits que son las que he usado yo)
leche para remojar las galletas
2 sobres de flan en polvo tipo Royal o Flanín (yo esos me los traigo de España porque aquí no hay exactamente lo mismo)
La leche que indique el sobre de flan (las de Royal es 1/2 litro por sobre. IMPORTANTE: hacer flan, no natillas, para que quede más espeso)
La cantidad de azúcar que se indica en los sobres de Flanín
Un par de tabletas de chocolate (puro o con leche, al gusto de cada uno. Yo usé chocolate con leche para las natillas de chocolate y chocolate puro para la capa de arriba). Hay también una versión de remojar las galletas en huevo batido con azúcar pero a mí me va más con leche.
Para la cobertura de chocolate (última capa) 150 ml de leche, media tableta de chocolate puro y 1 cucharada de maizena.

De todas las versiones que he visto por ahí para hacer el relleno, de momento me quedo con la del flan tipo "flanín" y para la versión de chocolate, el mismo flanín pero con una tableta de chocolate fundida en el microondas y bien mezclado. Algún día probaré la versión en la que hace la crema pastelera uno mismo. Lo dicho, one day.

Primero haremos 1 sobre de flan como indica el paquete. Luego otro sobre igual pero cuando ya esté espesando, le añadimos 1 tableta de chocolate con leche cortada en trocitos y removemos hasta que se disuelva.

Entonces ya podemos empezar a montar las capas (molde cuadrado desmoldable, como digo arriba). Yo empecé por la capa de flan y no por una capa de galletas como suele hacerse, porque así nos salen 2 capas de galletas en lugar de 3, que es una bomba para el estómago y nos aporta una enorme cantidad de calorías extra. Para la próxima vez, una cosa a cambiar: empezar con la capa de flan de chocolate abajo del todo y no como yo hice que puse el flan normal, ya que mi tarta entonces tenía: flan - flan de chocolate - cobertura de chocolate y si pones los flanes al revés queda más "variado".

Después de la capa de flan de chocolate, una capa de galletas bien remojadas en leche (si las remoja tu hijo de 5 años, vigila que no se coma todas las que va mojando y que alguna vaya a parar al molde, y que las remoje algo más de 5 milisegundos).



Después de esta capa de galletas, el flan normal y después la segunda capa de galletas (en mi foto sale el flan de chocolate porque como digo arriba lo hice al revés)




Para la capa de arriba (crema de chocolate, no flan de chocolate), hervir 150 ml de leche y cuando hierva, añadir 1/2 tableta de chocolate cortada en cuadritos). Dejar que el chocolate se funda en la leche, a fuego lento, y cuando esté bien mezclado, añadir 1 cucharada de "maizena". Dejar que rompa a hervir, volver a poner a fuego lento y dejar cocer durante 1-2 minutos, hasta que la mezcla espese.

Una vez que la crema de chocolate esté fría (ya sabéis, para que no le salga "nata" por encima, dejar tapado con un plástico de cocina que toque directamente la crema), poner por encima de la última capa de galletas (NOTA: la versión que comí yo en Euskadi este verano, por debajo de este último baño de chocolate llevaba una capa de coco rallado. Goddelijk)

Dejar refrigerar unas 3 horas antes de desmoldar.







La verdad es que yo hace 2 años había pensado que, si me quedaba bien, podría "institucionalizar" la tarta para ser recordada como "aquella tarta de chocolate y galletas que comíamos de pequeños el día de San Nicolás". Pero ante el fracaso, no volví a probar en San Nicolás 2010. Y ahora después de haberla estado degustando todo el mes de julio, la verdad que la asocio más con una tarta de verano. Aunque claro, San Nicolás se acerca y la tentación es grande...